Construído en estilo neo-renacentista entre 1884 y 1894 por el arquitecto Paul Wallot, el Reichstag hoy es sede del parlamento de la República Federal de Alemania, el “Bundestag”. El nombre de Reichstag nos recuerda que, hasta 1918, un emperador reinaba sobre el imperio alemán (Reich). Los escudos en la entrada oeste representan los países alemanes que formaban parte de él. Ya la construcción del parlamento fue criticada con vehemencia, especialmente por el emperador mismo, Guillermo II, que temía que el edificio pudiera desprestigiar el castillo donde residía. Desde 1895 a 1932, el parlamento se reunía allí; en 1933, el Reichstag quedó calcinado en un incendio y durante los últimos días de la guerra se transformó en campo de batalla. La bandera roja fue izada el día 30 de abril de 1945.
Desde 1999, de nuevo, es sede del parlamento; el edificio está completamente rehabilitado y reestructurado, coronado por la nueva cúpula del arquitecto Sir Norman Foster.

Hoy, tiene aproximadamente 3 millones de visitantes al año.

La visita del Reichstag y de la cúpula es posible desde las 8 a las 24 horas (último acceso a las 22 horas). La entrada es libre, pero conviene ir o bien muy pronto o bien tarde para evitar horas de espera en la cola.

Había opiniones divergentes sobre la cuestión qué clase de monumento sería el adecuado para representar “la unidad y fuerza obrera del pueblo de la República Democrática Alemana” y cuál el emplazamiento ideal. Tras años de discusiones, se decidió levantar el símbolo del progreso y éxito del socialismo en medio de la ciudad, junto a la plaza céntrica Alexanderplatz.

Con una altura de 368 metros está entre los edificios más altos de Europa. Desde su inauguración en 1969, 43 millones de visitantes han subido a la torre para disfrutar de la vista panorámica de toda Berlín. Vale la pena entrar en el restaurante, situado en la esfera a una altura de 203 metros que gira sobre su eje una vez cada 30 minutos.

Horario: marzo a octubre de las 9 a las 24 hs, noviembre a febrero
de las 10 a las 24 hs.
Entrada: 7,50€ / 3,50€ jóvenes hasta los 16 años

Es la última puerta restante de las 13 puertas de una muralla que cercaba la villa de Berlín hasta 1860. Ésta servía para cobrar los arbitrios municipales y, además, permitía controlar los habitantes y prevenir la deserción de los soldados estacionados en la ciudad. Tanto la antigua muralla como la plaza enfrente se remontan al año 1730, pero la puerta de Brandeburgo, como hoy la conocemos, se construyó en 1789 en estilo clasicista, inspirada en los Propíleos de Atenas. La Quadriga conducida por la diosa Eirene y los relieves simbolizan la paz. Pero la realidad era otra y, durante mucho tiempo, la puerta ha estado asociada con las guerras: desde la conquista de Berlín por Napoleón, en 1806, pasando por los desfiles nacionalsocialistas hasta llegar a ser el símbolo de la división alemana y del telón de acero.

Al lado la puerta de Brandenburgo se pide “Silencio”: en un espacio para la meditación y reflexión que ocupa la caseta al norte de la puerta (entrada libre).

En la caseta al sur se halla la oficina de turismo donde Ud. encontrará información sobre las visitas guiadas organizadas por LATLON Berlín.

Situada en el mismo corazón del barrio de San Nicolás (Nikalaiviertel), el cual fue reconstruído por la RDA en los años 80 con ocasión del aniversario de 750 años de la ciudad, la iglesia es el edificio más antigua de la ciudad.
Una parte de la iglesia de piedra natural (no tallada) se remonta al año 1230 siendo por lo tanto el único testimonio del arte románico tardío en Berlín. Otros rasgos característicos del templo son el coro gótico que data de 1380 y la transformación posterior en tres naves de la mismas altura alrededor del año 1480. Otros cambios datan de las épocas del renacimiento y del barroco. La parte superior con las dos torres fue añadida en 1876.
La iglesia, que fue dañada gravemente en los bombardeos de la segunda guerra mundial, fue reconstruída entre 1981 y 1986 y es el centro del casco antiguo de San Nicolás, a poca distancia de la catedral.

Como anexo del museo municipal “Märkisches Museum”, la Nikolaikirche alberga exposiciónes sobre la historia de Berlín.
Abierto de martes a domingo de 10.00 a 18.00 h,
los miércoles de 12.00 a 20.00 h.
Entrada libre – Pequeñas donaciones son bienvenidas.

“El muro” – ¿la primera atracción de Berlín? Asociación ineludible con esta metrópoli, donde se escribió una gran parte de la historia del siglo XX. Hoy, todavía no hay nadie que quiera irse de Berlín sin haberlo visto y tenido la oportunidad de comprender mejor el porqué y el cómo.
Construído a partir de 13 de agosto de 1961, el muro ocasionó la muerte de 1065 víctimas, marcando la separación entre oeste y este – con el paso fronterizo “Checkpoint Charlie” como punto de conflicto y la Puerta de Brandeburgo cerrada que llegó a ser símbolo de la división.

Le invitamos a seguir las huellas del muro y su historia, dentro del marco de nuestras visitas guiadas.

Para los que quieran ver el muro hay, básicamente, tres posibilidades:

• Los restos del muro cerca del Potsdamer Platz, en el sitio de la exposición permanente “Topografía del terror”.
• La East Side Gallery, el trecho conservado más largo del muro, transformado en galería al aire libre (U- y S-Bahn Warschauer Straße).
• En la conocida Bernauer Straße hay restos del muro, un memorial y un centro de documentación del muro berlinés con una plataforma panorámica (S-Bahn Nordbahnhof).
  
  

Si queremos presentarle en estas páginas los monumentos más bellos de Berlín, no se puede olvidar al arquitecto que marcó la ciudad como ningún otro. Karl Friedrich Schinkel (1781-1841), innovador arquitectónico, conocido también más allá de las fronteras, que ejerció una influencia sin igual, de modo que en lo que era la antigua Prusia se suele llamar al siglo XIX “la época de Schinkel”.

Schinkel tenía muchos dones: aparte de ser un arquitecto genial, pintaba y diseñaba muebles e interiores. Sus obras más importantes en Berlín son el teatro del Mercado de los Gendarmes (hoy sala de conciertos), el Museo Viejo, la iglesia de Friedrichwerder (foto) y la Nueva Guardia. Los aficionados al la ópera tienen ocasión de ver, en la Ópera Nacional Unter den Linden, los decorados que hizo Schinkel para “La flauta mágica” de Mozart que se todavía se siguen usando (vea programa cultural).

La Vieja Pinacoteca Nacional expone algunos cuadros de Schinkel, representando paisajes ideales y catedrales con torres que llegan al cielo.

En la iglesia de Friedrichwerder hay una exposición permanente sober Karl Friedrich Schinkel.
Horario: todos los días de las 10.00 a las 18.00 horas (Entrada libre).

El antiguo arsenal, en alemán Zeughaus, es el edificio más antiguo de la avenida Unter den Linden y también uno de los más impresionantes. Se construyó entre 1676 y 1705 bajo el príncipe elector Federico III que, en 1701, adoptó el título de Federico I cuando se coronó a si mismo. Participaron en la obra varios arquitectos: Arnold Nering, Martin Grünberg, el huguenote Jean de Bodt, y Andreas Schlüter. Esta magnífica obra de estilo barroco está adornada de relieves que representan simbólicamente las consecuencias de la guerra, es decir, la muerte y el sufrimiento: los cascos de guerra en la fachada exterior están vacíos y, en el interior del patio, hay máscaras de guerreros en agonía (por Schlüter).
El frontón es un homenaje a Federico I.

Hoy es el Museo Histórico Alemán que tiene exposiciones muy interesantes. En el lado norte fue ampliado por un anejo de la firma del célebre arquitecto Ieoh Ming Pei, autor de la famosa pirámide del Louvre de París, así que vale la pena darse una vuelta alrededor del complejo entero.

Horario: todos los días de 10.00 a 18.00 h.
Entrada libre los lunes; otros días 2,00€, libre hasta los 18 años.

Esta iglesia es uno de los símbolos emblemáticos de Berlín: la ruina nos recuerda la destrucción de Berlín en la segunda guerra mundial, pero también la época en la que los monarcas de la estirpe de los Hohenzollern eran todopoderosos. Además, en sus alrededores está el centro de la parte antiguamente oeste de Berlín – la City West con la famosa avenida del Ku’damm.

Hasta 1989, era el escaparate del oeste: una zona concurrida de tiendas con el primer centro comercial de Alemania. Fue Bismarck mismo quien ordenó la ampliación del Kurfürstendamm en 1880: siguiendo el modelo de París, fue creado un bulevar de 53 metros de ancho y 3,5 km de largo. Aquí se levantaría una iglesia neorománica al estilo de la catedral de Colonia.

La iglesia, construída por el arquitecto Franz Schwechten entre 1890 y 1895, está dedicada a la conmemoración de Guillermo I, aquel primer kaiser del imperio alemán, vencedor de Napoleón III en la batalla de Sedan, en 1870. Fue destruída casi por completo durante los bombardeos de los aliados, dejando nada más que la ruina de la torre, apodada por los berlineses “el diente hueco”. Finalmente, se acordó construir una iglesia nueva, manteniendo la ruina que aún conserva unos bellos mosaicos y un friso que representa la historia de los Hohenzollern. El arquitecto Egon Eiermann creó un templo moderno del que destacan las vidrieras de un azul intenso; la torre, de planta hexagonal, tiene 53 metros de altura.

Tras la devastadora guerra de los 30 años, los príncipes de Brandenburgo y Prusia, el Gran Elector y el elector Federico III, toman medidas para consolidar su país, teniendo primacia el ejército y la economía.
Sus tierras han quedado despobladas, por lo que los principes electores buscan nuevos súbditos. Encuentran a los refugiados, perseguidos por motivos religiosos: así llegan judíos de Viena, protestantes de Salzburgo y, sobre todo, los huguenotes – calvinistas franceses que han tenido que huir de Francia tras la revocación del edicto de Nantes por Luis XIV.

En el año 1701, Federico III se corona a si mismo convirtiéndose así en Federico I, rey en Prusia. Uno de su primeros proyectos es ensanchar la capital de su reino, más allá de las fortificaciones levantadas hace tan sólo 50 años. Entre estos ensanches está la Friedrichstadt, con la plaza llamada “Mercado de los Gendarmes” en medio. Muchos de los refugiados franceses se asientan allí. Y en los siglos a venir prosperaría la parroquia francesa, contribuyendo sustancialmente a la riqueza económica y cultural de Berlín.
Algunos la han llamado la “plaza más bella de Alemania”. Sin duda, la plaza del los gendarmes es excepcional por sus edificios de los siglos XVIII y XIX. En los extremos sur y norte se alzan dos iglesias casi gemelas, siendo una la francesa y la otra la alemana, y en el centro está el Schauspielhaus, obra de Schinkel, un antiguo teatro convertido en auditorio.

El Gendarmenmarkt está comprendido en el programa de varias de nuestras visitas guiadas.

En los ensanches antes mencionados vivían familias adineradas y los refugiados que gozaban de privilegios. La gente humilde, sin embargo, tenía que instalarse más allá de las murallas en los tal llamados arrabales, donde las condiciones de vida eran precarias.
El barrio Spandauer Vorstadt, marcado por la pobreza hasta bien avanzado el siglo XX, se ha convertido en uno de los barrios de moda de la nueva Berlín. En el año 1904 se construyeron aquí, en estilo modernista, los “patios de Hacke”. La idea era de edificar varios solares creando un conjunto de edificios comunicado por patios interiores. Aparte de viviendas, había tiendas y talleres así como instituciones culturales. Tras la caída del muro el complejo fue rehabilitado intentando restablecer esta diversidad. Hoy, además de cines y un teatro, hay cafés y boutiques. El primero de los patios, adornado con azulejos diseñados por el arquitecto August Endrell, es el más impresionante.

En las estrechas calles de los alrededores hay más patios que descubrir, todos diferentes. Tambíen hay varios instituciones y monumentos judíos, entre ellos la Nueva Sinagoga.

En los primeros años trás la segunda guerra mundial, al prinicipio aún existían planes (de arquitectos como Hans Scharoun y Le Corbusier) para la rehabilitación urbanística de la ciudad entera. Como es consabido, las tensiones políticas iban creciendo, lo que llevó finalmente a la fundación de dos estados en territorio alemán, quedando así Berlín una ciudad partida.
Las ideas urbanísticas eran bien diferentes y a la vez claramente definidas. El mejor ejemplo es la Avenida Carlos Marx que empezó a construirse en 1951. El primer gran proyecto de la jóven RDA era un bulevar ostentoso con casas al estilo moscovita para los obreros. Después de morir Stalin, se le fue puesto el nombre del dictador. La edificación de la Stalinallee – el escaparate del socialismo – se llevó a cabo en diferentes fases, siendo la primera de calidad mucho más alta que las demás.
La Karl-Marx-Allee, como se llama hoy, no está muy conocida entre los turistas, pero vale la pena visitarla.
En nuestros tours en bus Ud. también la conocerá.

La columna de la victoria conocida por su nombre alemán Siegessäule se construyó entre 1865 y 1873 simbolizando las victorias prusianas: sobre Napoleón en 1814, Dinamarca en 1864 y Austria en 1866. Al final, como la columna ya estaba terminada, fue añadido un relieve conmemorando el triunfo sobre Francia en 1871.

La torre, creado por Heinrich Strack y Friedrich Drake y coronada por una estatua dorada de la diosa de la victoria (Goldelse en jerga berlinesa), al principio se encontraba en la Plaza Real delante del Reichstag y no fue hasta 1938 que la colocaron en el centro del Tiergarten – cuando el arquitecto favorito de Adolf Hitler, Albert Speer, se dispuso a transformar el concepto de la capital, al gusto megalómano del Führer, en una mega-metrópoli de nombre “Germania”. En aquella ciudad habría habido un edificio, “la gran nave del pueblo”, de dimensiones tan gigantescas que hubiera llegado, en 1950, a una altura de 320 metros (comparación: Siegessäule -¡53 metros!). En 1938, Speer integró, además, un nuevo segmento y los cuatro templos neo-clasicistas que sirven de entrada. Po fuera, está decorada con los cañones de Napoleón que fueron tomados como botín en la guerra de liberación. Cabe destacar que los relieves del zócalo, igualmente llevados a Francia en 1945, fueron devueltos otra vez con ocasión del aniversario de 750 años de la ciudad de Berlín.

A partir de marzo, LATLON Berlín les ofrece una visita del Tiergarten y
de la Siegessäule.

Horario: entre semana de 9.30 a 18.30 h y los fines de semana de 9.30 a 19.00 h, de noviembre a marzo de 10.00 a 17.00 h y los fines de semana
de 10.00 a 17.30 h.
Precio de entrada: 2,20 € (incluye descuento de 0,50 € en la cafetería).

El emperador Guillermo II quiso construir para la iglesia protestante, una catedral digna de la grandeza de la capital imperial. Así que en el emplazamiento de la antigua catedral erigida en 1822 por Karl Friedrich Schinkel, mandó construir el ostentoso Dom tal como hoy lo conocemos.
El templo que data de 1894/1905, diseñado según los planos del arquitecto Julius Raschdorff, comprendía una nave central redonda y dos capillas, la capilla para bodas y bautizos al sur del edificio que fue reconstruída y otra funeraria al norte que ya no existe.
La remodelación de la iglesia no fue terminada hasta 50 años después de la guerra, y, aunque se encontraba en el territorio de la RDA, una gran parte de los fondos provinieron de Alemania del Oeste donde el Dom se consideraba un patrimonio común de la época prusiana.

Horario: lunes a sábado de 9.00 a 20.00 h (19.00 h*) y los domingos de 12.00 a 20.00 h (19.00 h*)
Precio de entrada: 5,00€
* de octubre a marzo – última admisión una hora antes de cerrar.

El Potsdamer Platz ha pasado por tres períodos. Hasta los años 40, la plaza con sus estaciones era el centro neurálgico de Berlín. Aquí, donde se cruzaban calles importantes, incluso fue instalado el primer semáforo de Alemania, en 1924.
Más tarde, se convirtió en tierra de nadie entre los dos muros (principal y secundario). Finalmente, tras la reunificación alemana, volvió a ocupar el rango de un centro importante de la vida económica de Berlín. Todo la zona fue edificada en pocos años, colaborando varios arquitectos famosos en la construcción de los edificios ultra-modernos. Aquí se encuentran la sede central europea de Sony y, en la torre de cristal, la central de la compañía de trenes DB. Aparte, hay una amplia oferta cultural y gastronómica así como un centro comercial.
Se recomienda la visita del museo de cine en el Sony Center.

El castillo de Charlottenburg es la residencia más grande que ha sido conservada de las de la estirpe de los Hohenzollern, y uno de los pocos monumentos prusianos en la parte antiguamente oeste de la ciudad. Hoy resulta difícil imaginar que, hasta finales del siglo XIX, la ciudad de Berlín no llegaba más allá de la Puerta de Brandeburgo. Charlottenburg era una ciudad independiente, que debía su nombre y su existencia al castillo.

Sobre el año 1700, se construyó en un entorno rural el castillo original, aún llamado Lietzenburg. Tras la muerte de la reina Sofía Carlota le fue puesto el nombre actual y su marido Federico I mandó ampliarlo. Bajo el reino de Federico II otra parte fue añadida.

En 1943, el castillo sufrió graves daños en los bombardeos. Después de terminar la guerra, casi habría sido derribado, pero finalmente se acordó reconstruirlo.

Vale la pena tomarse el tiempo para la visita del castillo y los jardines barrocos Recomendamos visitar la parte central con las cámaras de Sofía Carlota y Federico I, así como el ala construída por el arquitecto Knobelsdorff para Federico II, el Grande.

Así se llamaba el antiguo paso de frontera entre el sector americano y el soviético, que dividía la céntrica Friedrichstraße en dos partes. Tras la caída del muro iban desapareciendo el muro y otros vestigios de aquella época. Gracias a la iniciativa de Rainer Hildebrandt y su mujer se fundó un centro para mantener viva la memoria de la construcción del muro y sus consecuencias terribles: El Haus am Checkpoint Charlie con el Museo del Muro. Ofrece una exposición comprometida de muchos testimonio y objetos originales ilustrando la historia de las huídas y otros acontecimientos de la historia del muro. Hay también una parte dedicada a las iniciativas de paz en todo el mundo.

En sus orígenes del siglo XIII, Berlín era una ciudad, situada alrededor de la iglesia de San Nicolás, y en frente, en una isla del río Spree, había otra ciudad llamada Cölln.

El castillo que fue residencia de los electores de Brandeburgo, los reyes de Prusia y finalmente de los emperadores de Alemania también se encontraba en la isla hasta ser derribado en el año 1950. Alrededor se construyeron monumentos representativos como el arsenal, símbolo del ejército (durante largo tiempo fue museo militar), y la catedral, símbolo de la iglesia. La parte que hoy llamamos la Isla de los Museos, antiguamente eran huerton, más tarde jardínes reales. Hacia el año 1830 hubo la idea de crear aquí una institución de cultura general.

El primer museo, llamado Altes Museum (Museo Viejo), fue construído por el arquitecto Karl Friedrich Schinkel. Pronto se necesitaba más espacio para los tesoros de arte de Prusia, así que se construyó otro museo del nombre Neues Museum (Museo Nuevo) por Friedrich August Stüler, destinado también a las antigüedades egipcias. En 1876 se erigió la pinacoteca Alte Nationalgalerie, dedicada a la pintura y la escultura alemanas. En el extremo de la isla, sobre restos de las antiguas fortificaciónes, se construyó un museo destinado para colecciones diversas, entre ellas la mayor colección numismática de Europa, nombrado “Bodemuseum” según su primer curador.

Finalmente, para completar el conjunto, entre 1910 y 1930 fue construído un museo más. El Museo Pérgamo con tesoros arqueológicos como el altar de Pérgamo y la puerta de Ishtar, de Babilonia, goza de una fama mundial.

Desde 1999, la Isla de los Museos forma parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad de la UNESCO. Y aún no ha terminado la historia de la isla. En 2006, el Museo Bode abrirá sus puertas, en 2009 el Nuevo Museo (después de 60 años de abandono). Aparte de la rehabilitación completa de los edificios antiguos, se añadirá, según el “Masterplan 2012”, un edificio de entrada así como una galería para comunicar algunos de los edificio. La superficie de exposición será ampliada aprovechando de las plantas bajas, usadas hasta ahora como almacenes.

Berlín no ha dejado de ser la capital de Alemania. Sin embargo, hasta la caída del muro, el gobierno estuvo en Bonn y no fue hasta 1991, con una mayoría escasa, que el parlamento acordó trasladar la sede del gobierno y del parlamento otra vez a Berlín, con las gastos enormes que supusieron los traslados necesarios.
Cerca de 20.000 personas se han instalado en los edificios gubernamentales y hoy Ud. tiene la posibilidad de recorrer el terreno político alemán: los alrededores de los edificios Paul-Löbe-, Marie-Elisabeth Lüders- y Jakob-Kaiser-Haus y, por supuesto, el Reichstag.

La “Nueva Guardia” es una de las obras más bellas realizadas por el célebre arquitecto alemán Karl Friedrich Schinkel. Fue construída en 1818 para conmemorar la derrota de Napoleón y la liberación de Berlín. El edificio y el parque al lado opuesto de la avenida ocupan el lugar de la antigua muralla fortificada construída de 1658 a 1683. Esta muralla, al cabo de 50 años, ya había perdido su función a causa del crecimiento contínuo de la ciudad. Inicialmente erigido como monumento nacional de la guerra de liberación, pasó a ser, desde 1931, monumento a la memoria de las víctimas alemanas de la 1ª guerra mundial. A partir de 1960, fue lugar de conmemoración para las víctimas del fascismo y, finalmente ha sido convertido en “Monumento nacional para las víctimas de la guerra y de la tiranía” – sin distinción de nacionalidades.
Dentro se encuentra la reproducción de una escultura de Käthe Kollwitz – “Madre con hijo muerto”.

El Palast der Republik se alza en el lugar del antiguo castillo real de Berlín él cual, gravemente dañado durante la guerra, fue derribado en 1950. De este modo se ganó espacio, tanto para los desfiles de las masas socialistas como para la construcción del palacio que marcó un cambio de rumbo en la historia democrática del país. Este edificio destinado al uso del pueblo, vino a reemplazar el símbolo de la monarquía, intentando el gobierno socialista demostrar sus buenas intenciones y acercar la política al pueblo. El palacio comprendía tres zonas: la sala plenaria para la asamblea popular (que sólo se reunía una vez al año), una sala polivalente de 5.000 plazas y la planta baja con 13 restaurantes y otros locales – y es como punto de encuentro que lo recuerdan muchos de alemanes del este.

El castillo de Berlín, construído y ampliado entre 1443 y 1850, era el símbolo de la dinastía de los Hohenzollern y de Prusia; con la fachada de 192 metros de largo y más de 1290 piezas era, sin duda, el edificio más impresionante de toda la ciudad. Su peculiaridad se debía también a la mezcla de estilos arquitectónicos y al hecho que casi todos los arquitectos famosos de Prusia participaron en su construcción.

El palacio será derribado dentro de poco y se ha acordado que, dentro de algunos años, el castillo sea reconstruído.

La página de la fundación para la reconstrucción del castillo.

La Kulturbrauerei es el corazón cultural del barrio de Prenzlauer Berg. Esta antigua fábrica de cerveza fundada en 1842 durante mucho tiempo llevaba el nombre de “Schultheiss” conocido, allá por los años 30, no sólo en Alemania sino también más allá de sus fronteras.
Gracias a una rehabilitación general llevada a cabo con mucho cuidado, la fábrica ha podido conservar su carácter auténtico y hoy cuenta con un programa cultural extenso que abarca festivales de música, teatros, galerías, cine, Biergarten (cervecería) y varios clubs y discotecas, como el Frannz Club cuyos orígenes se remontan a los tiempos socialistas de la RDA.